CONVOCATORIA 28 DE NOVIEMBRE DE 2010: ANTE EL 25 DE NOVIEMBRE, DÍA INTERNACIONAL CONTRA LA VIOLENCIA HACIA LAS MUJERES
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El último domingo de mes
En la Plaza Mayor (junto al caballo), a las 12 horas
Mujeres de Negro
Invita
a una concentración de negro y en silencio
EL 28 DE NOVIEMBRE DE 2010
Ante el 25 de noviembre, día internacional contra la violencia hacia las mujeres
MUJERES DE NEGRO CONTRA LA GUERRA - MADRID
Queremos
-Hacer oír la voz de las mujeres que viven en situación de conflicto armado, para expresar sentimientos, necesidades, propuestas y alternativas al militarismo latente y a la guerra.
-Visibilizar formas específicas de violencia contra las mujeres utilizadas por los actores armados en los conflictos bélicos
Para que el cuerpo de las mujeres no sea nunca más un campo de batalla
Expulsemos la guerra y la violencia
de la Historia
y de nuestras vidas
C/ San Cosme y San Damián, Nº 24, 2º
28012 - Madrid
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Ante el 25 de noviembre, día internacional contra la violencia hacia las mujeres
Mujeres de Negro contra la guerra - Madrid
queremos centrar nuestra atención en las violencias sufridas por las mujeres en situación de conflicto armado.
Las guerras siempre afectan más a la población civil que a los ejércitos que las hacen, especialmente las guerras modernas. Entre la población civil, son las mujeres las que se llevan la peor parte. Todos los actores armados de cualquier conflicto emplean formas específicas de violencia contra las mujeres. Los ejemplos más conocidos incluyen la utilización de la violación como arma de guerra, el sometimiento a esclavitud sexual y doméstica, la restricción de la libertad de circulación a causa del miedo al secuestro y la violación, la coacción para asumir el papel de cuidadoras incondicionales convirtiéndose en “descanso del guerrero” o “pariendo hijos para la guerra”... El resultado es que el cuerpo de las mujeres continúa siendo campo de batalla.
Además, son las mujeres las que habitualmente asumen la responsabilidad de ocuparse de la vida cotidiana, el sustento y el cuidado familiar en tiempos de guerra. En situación de conflicto armado estas tareas se vuelven arriesgadas y difíciles, y todo ello en un entorno que prioriza los gastos militares y se pierden derechos básicos. Mujeres, niñas y niños constituyen el 80% de los millones de personas desplazadas y refugiadas en el mundo que huyen de las guerras. Las violencias que sufren las mujeres en situaciones de conflicto armado son, por tanto, una manifestación extrema de la discriminación y los abusos que sufren en tiempo de paz, y de la desigualdad en las relaciones de poder ente hombres y mujeres y en la mayoría de las sociedades.
Asimismo, nos preocupa y denunciamos la pervivencia o el aumento de los crímenes de honor que se dan en algunas sociedades que utilizan el integrismo religioso o las prácticas consuetudinarias como forma de control de las mujeres.
Sin embargo, son las propias mujeres que viven en situación de conflicto las que traen la luz y la esperanza. Las redes creadas entre mujeres antes y durante la guerra posibilitan no sólo la supervivencia de la población civil sino todo un conjunto de alternativas de paz en la búsqueda de soluciones. Por eso deben ser precisamente estas redes las que se utilicen como base para recuperar el tejido social dañado por el conflicto, dándoles un elevado protagonismo en los acuerdos y negociaciones de paz (tal como establece la resolución 1325 de la ONU).
Además, son las mujeres las que habitualmente asumen la responsabilidad de ocuparse de la vida cotidiana, el sustento y el cuidado familiar en tiempos de guerra. En situación de conflicto armado estas tareas se vuelven arriesgadas y difíciles, y todo ello en un entorno que prioriza los gastos militares y se pierden derechos básicos. Mujeres, niñas y niños constituyen el 80% de los millones de personas desplazadas y refugiadas en el mundo que huyen de las guerras. Las violencias que sufren las mujeres en situaciones de conflicto armado son, por tanto, una manifestación extrema de la discriminación y los abusos que sufren en tiempo de paz, y de la desigualdad en las relaciones de poder ente hombres y mujeres y en la mayoría de las sociedades.
Asimismo, nos preocupa y denunciamos la pervivencia o el aumento de los crímenes de honor que se dan en algunas sociedades que utilizan el integrismo religioso o las prácticas consuetudinarias como forma de control de las mujeres.
Sin embargo, son las propias mujeres que viven en situación de conflicto las que traen la luz y la esperanza. Las redes creadas entre mujeres antes y durante la guerra posibilitan no sólo la supervivencia de la población civil sino todo un conjunto de alternativas de paz en la búsqueda de soluciones. Por eso deben ser precisamente estas redes las que se utilicen como base para recuperar el tejido social dañado por el conflicto, dándoles un elevado protagonismo en los acuerdos y negociaciones de paz (tal como establece la resolución 1325 de la ONU).
Como Mujeres de Negro contra la guerra, queremos:
- Hacer oír la voz de las mujeres para expresar sentimientos, necesidades, propuestas y alternativas al militarismo latente y a la guerra
- Desmilitarizar nuestra forma de sentir, pensar y comportarnos
- Destinar más presupuestos para el desarrollo de la vida digna y menos para el gasto militar.
- Difundir la realidad de los países y regiones en conflicto, y la violencia sufrida por las mujeres en ellos.
- Construir redes solidarias entre mujeres por encima de fronteras, etnias, religiones...
- Denunciar la interrelación entre la militarización cotidiana, local y global
- Verdad, Justicia y Reparación para que no se vuelvan a repetir los horrores de las guerras
... en definitiva, que el cuerpo de las mujeres no sea nunca más un campo de batalla
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